¿Qué palabras, qué músicas, qué imágenes… te hicieron ser tal y como eres? ¿En qué biblioteca adquiriste el gusto por la lectura? ¿Cuál fue, cuál
es, la biblioteca de tu vida?
A lo largo de los años, cada lector recopila descubrimientos atinados y fracasos estrepitosos: estos los marcará con balizas luminosas para rodear el peligro de la decepción o el hastío; aquéllos los recomendará una y otra vez con la fruición del iniciado en un preciado secreto. No siempre el conjunto de lecturas esenciales de un lector aparecerá convenientemente ordenado en estanterías; ni físicas, ni virtuales. No siempre la biblioteca de la vida de un lector estará en un solo lugar, ni el lector la conquistará en una sola etapa vital.
Del mismo modo, la biblioteca pública selecciona obras de autores que brotan en primavera y que en otoño son susceptibles de caer desde el mostrador de préstamo a la caja del expurgo. O inicia secciones que con el tiempo dejan de tener sentido para sus usuarios. Recordemos cómo, cada curso escolar, se renovaban las obras generales de consulta adquiriéndose los últimos tomos de las enciclopedias o las últimas versiones de los diccionarios de lengua. A ellos se dirigían los lectores en busca de la palabra ignota o el concepto esquivo. Pero hete aquí que, a medida que los materiales de consulta accesibles en internet fueron siendo mejores y más rápidamente actualizados, esos rincones de obras importantes para lectores y bibliotecarios, dejaron de visitarse. Comenzaron a languidecer. Así ocurrió en la Biblioteca Municipal de Peñaranda, que se ubica y gestiona desde el Centro de Desarrollo Sociocultural de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Esa sección, que durante mucho tiempo había sido fundamental para los lectores, definitivamente, dejó de serlo.
De la Biblioteca a la Nubeteca
Desde el año 2010, la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y la Diputación de Badajoz vienen trabajando y desarrollando un nuevo concepto de Biblioteca: la Nubeteca, con las siguientes características y aspiraciones:
Evolucionar de una biblioteca sólida a una biblioteca líquida que permita la flexibilidad y rápida actualización en servicios y usos.
- Dar preeminencia al acceso a los contenidos (en cualquier tipo de soporte) frente a la propiedad de los mismos.
- Valorar y potenciar la adquisición de conocimiento frente a las servidumbres y/o nostalgias del soporte.
- Propiciar la conversación entre los usuarios, buscando la emoción y la sorpresa.
- Sacar a la Biblioteca de sus muros e ir al encuentro de los lectores: en la ciudad, en sus espacios de trabajo y de ocio, en la nube…
- Reivindicar la vinculación entre el espacio físico y el espacio en la nube de la Biblioteca, fortaleciendo los lazos entre actividades y servicios off y on line.
- Apropiación real de la Biblioteca por parte de los lectores.
Es así como, enmarcado en Nubeteca, nace Los Fundamentales, en un lugar y un espacio muy concretos: en la antigua sección de obras de referencia de la Sala de adultos de la Biblioteca Municipal de Peñaranda. El objetivo primordial es invitar a los lectores de la Biblioteca a que expongan en él sus obras y autores esenciales, las lecturas que les han marcado a lo largo de su vida, para que las recomienden a otros lectores.
El espacio de Los Fundamentales se liberó de las estanterías de madera y de las obras en papel, reutilizando algunas de ellas como estantes; se instaló una pantalla para reproducir imágenes y sonidos y ampliar así, el rincón. Tras la conceptualización de Los Fundamentales, se encargó el diseño al artista José Luis González Macías y algunas de las tareas (como la reconversión de las obras en livianos estantes blancos o la ejecución de una gran F) al taller del peñarandino Félix Orgaz Botejara.
Los lectores se apropian del espacio
No es necesario que el lector sea un artista para que sus obras y autores esenciales ocupen el rincón durante un periodo determinado. Partimos de la premisa, demostrada a lo largo de muchos años, de que todo lector atesora altas dosis de creatividad e imaginación que desde la Biblioteca hay que potenciar y desvelar. Por eso, cualquier lector puede recrear en Los Fundamentales la biblioteca de su vida, reuniendo (ahora sí) ejemplares y autores, citas literarias, dibujos, fotos, artefactos expositivos. Durante tres meses, ese rincón será suyo y a través de él se apropiará de la Biblioteca, formando parte de ella al realizar una de las tareas que tradicionalmente veníamos desarrollando los bibliotecarios: la recomendación.
La selección
Tanto o más relevadora que la presencia es la ausencia; la labor de elegir qué mostrar, qué obras y autores reunir, es una tarea ardua no exenta de zozobras. Pero también tiene sus alegrías. Recordar es volver a pasar por el corazón, y eso es lo que se hace al seleccionar aquella lectura que fue tan importante en la adolescencia, o en la madurez. Lo sabemos bien los bibliotecarios, lo saben bien los lectores. Con todo, no deja de ser difícil.
Como el rincón físico de Los Fundamentales se circunscribe a unas dimensiones espaciales concretas, no es posible elevar demasiado el número de obras a mostrar, aun cuando pueda parecer al lector que está siendo injusto con sus autores de cabecera. Por ello, y desde esta etapa inicial, la Biblioteca ha de acompañar al lector apoyándole y aconsejándole en sus decisiones. El número ideal estaría en torno a las diez o quince obras; si bien este número puede llegar a la treintena, al utilizarse la pantalla como recurso expositivo.
La selección final es y ha de ser, un fiel reflejo del lector; resultará más o menos reivindicativa, virará hacia la poesía y la música, o al pensamiento, tal vez a las novelas de aventuras y a los cuentos… Tantas bibliotecas como lectores.
Espacio de lectura y espacio expositivo
Las lecturas (en su sentido más amplio en cuanto a soportes y a géneros) se evocan en Los Fundamentales a través de objetos, imágenes, esculturas, fotos, artefactos reciclados y elementos muy diversos. A veces, hechos por el propio lector, otras veces, han sido coleccionados o adquiridos ad hoc. Se transforma en un espacio de lectura que es también un espacio expositivo en el que mostrar postales y cartas, discos de vinilo, cajas por las que atisbar lo esencial de la vida, arena de un mar leja-no, pajaritas de papel que vuelan con versos en sus alas. Lo que la imaginación del lector quiera.
La hibridación de lenguajes es otra de las características diferenciadoras de este rincón frente a cualquier otra sección de la Biblioteca. Y así, aunque en la F se encuentran las obras para que los lectores las hojeen, encaramado en un estante Huckleberry Finn pesca en el Mississippi y un par de panes se balancean, recordando a Neruda y la injusticia del hambre. El disponer los objetos, las citas manuscritas, el decorar de un modo u otro el rincón, es otra fase delicada para el lector (dónde quedará mejor el poema enmarcado de Dickinson, aquí o allá, dónde se verá mejor la escultura del amor constante) y por lo mismo, muy satisfactoria
Dinamización a través de la conversación
Cuando todo está listo, la selección superada, las obras y los objetos que las evocan dispuestos… llega la dinamización del rincón.
Comienza con la inauguración: un acto de comunicación a la ciudad y un acto de reconocimiento al lector por parte de la Biblioteca; y continúa con los encuentros entre lectores en las visitas dinamizadas.
Estas visitas dinamizadas, están dirigidas a grupos como los clubes de lectura y a otras personas interesadas que se inscriben previamente en la Biblioteca y, lo importante es que las realice el propio lector. En estos encuentros se produce una conversación de lectores en torno a las lecturas, a los descubrimientos de pareceres semejantes o dispares. Son momentos realmente preciosos en los que el sentimiento del reconocimiento de un lector en otro cobra pleno significado.
Vincular el espacio físico y el espacio en la nube: las redes sociales
Hasta ahora, hemos narrado cómo un lector ocupa y comparte el espacio físico de Los Fundamentales, pero hay otra dimensión a cuidar, alentar y fortalecer: la biblioteca en la nube.
Cada selección de lecturas cuenta con un tablero en Pinterest, denominado Los F de… que muestra los objetos, las referencias bibliográficas y fragmentos de las obras. En Facebook se publican álbumes con fotos de las visitas dinamizadas, o la inauguración. Y en Twitter, se inicia una conversación disfrazada de juego con la etiqueta #LosFundamentales. A lo largo de una quincena, cada día y a una hora prefijada, la Biblioteca lanza tuits acerca de una obra y un autor que los lectores tuiteros han de adivinar. Citas de la obra, detalles de la vida del autor, fotografías de los objetos que representan a esa obra en el rincón, bandas sonoras, películas relacionadas… una sucesión de datos proporcionados con un lenguaje próximo y liviano, en riguroso directo. Nada de programar tuits, más allá del primero, el de las diez de la mañana. Se trata de generar un juego que no está exento de rivalidades entre los tuiteros, a los que la biblioteca anima, provoca y felicita. Y ellos obtienen la recompensa de acertar; y descubrir pareceres afines o dispares.
El papel de la Biblioteca
La Biblioteca tiene un papel importante en Los Fundamentales, que comienza con la seducción del lector. Sí, la seducción, porque hay que convencerle de que acepte el reto y nos deje y comparta cómo es. Cómo es, a consecuencia de lo que ha leído, ha escuchado, ha visto. Cómo son las lecturas que lo emocionaron de niño, comiendo chocolate sobre la alfombra del dormitorio y leyendo a escondidas tebeos de hojas amarillas. Cómo son los autores que, por arte de magia, adivinaron cómo se sentía exactamente en el desconsuelo del primer amor. Cómo son los textos que le alivian en las noches en las que el desaliento hace acto de presencia y él precisa de música y letras para apaciguarse. O de la imagen de una actriz hermosa e inteligente, pero fatalmente tratada. La seducción del lector por parte de la Biblioteca es labor continua, callada y, en ocasiones, se oculta en detalles, conversaciones y sonrisas. Luego, cuando el lector dice: sí, quiero, llega el inicio del viaje de la selección de las obras y de los autores. Elegir a unos, sentir, casi dolorosamente, la injusticia del descarte. Tras ello, la disposición de los objetos, prender los textos manuscritos, mirar con él cómo queda el conjunto general. Acompañarle. Y, como en una de esas bibliotecas imaginarias, cuando todo está en su sitio, imaginar un acto de inauguración y ponerlo en marcha. Ayudarle en las visitas dinamizadas, presentándole y, de nuevo, acompañándole.
El papel de la Biblioteca en Los Fundamentales no es nada más ni nada menos que lograr que éste y, por extensión la Biblioteca, contenga todas las bibliotecas de las vidas de los lectores.
María Antonia Moreno Mulas
Centro de Desarrollo Sociocultural de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez
Peñaranda de Bracamonte (Salamanca)
34 Mi Biblioteca, año XII, n. 44, invierno 2016
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