La Biblioteca, el Centro cultural, tiene entre sus funciones la de difundir y potenciar la obra de los autores, aún más si estos pertenecen al terruño: pueblo, villa o ciudad.
Presentar un libro. Una novela o ensayo, biografía o testimonio, cuento o poesía. El autor llega, el alcalde de la ciudad y/o el concejal de cultura están presentes. Los bibliotecarios y un puñado de lectores/curiosos/amigos/usuarios. El autor cuenta. El público escucha. Las autoridades hacen lo propio: acompañar, acoger, apoyar el acto cultural. En la mayoría de los casos, muy pocos de los asistentes han leído la obra que se presenta. La cita se resuelve en una presentación más o menos formal (siempre hay que dejar al azar la sintonía, la sonrisa o la luz del día) y en un encuentro más o menos frío que se olvidará con el tiempo y que, en el peor de los casos, no habrá provocado más que una leve curiosidad por hojear y picotear una página o dos.
¿Cómo hacer que estas presentaciones sean cálidas conversaciones, encuentros singulares y cercanos entre lectores y autores? ¿Cómo provocar que el deseo de leer perdure?
En la Biblioteca Municipal de Peñaranda, tras años de experiencia con el programa Palabras sobre palabras, diseñado para presentar el trabajo de autores estrechamente vinculados con Peñaranda y su provincia, decidimos darle una vuelta de tuerca. Y fue así como nació Lugares con autor.
En Lugares con autor, el lugar se elige con el mismo cuidado y mimo con el que se seleccionan las lecturas que se presentan. Para cada autor, para cada género, se busca un sitio adecuado, o sorprendente, o acogedor; y así, la Biblioteca traspasa el espacio físico de sus muros, se va a los jardines, a un aula de música, a un teatro… se engalana con telas, con la luz de las velas y el aroma del café y del incienso.
Una de las consignas es: cada cita ha de ser diferente a la anterior. ¿Cómo? Encontrando lo distinto en la obra y ejercitando la imaginación.
¿Cuántas veces hemos pensado que una obra queda limitada a unos lectores determinados por su formato de edición, por el marketing editorial? Un ejemplo: unos juegos literarios pensados para niños y servidos a los adultos… para que disfruten como ellos.
Cuando sea posible, serán los propios lectores los que evoquen el argumento, reflexionen sobre la trama o el tema. A través de los talleres de lectura para adultos, de las animaciones de lectura para niños, o por encargo. Sí; encargar expresamente la lectura de la obra a dos o tres lectores, asiduos de la Biblioteca, con habilidades en comunicación escrita y oral, y que gusten de desarrollarlas. Serán ellos los que analizarán la lectura, la presentarán a sus vecinos, a otros usuarios de la Biblioteca; y su recomendación será tanto o más valiosa que la de la Biblioteca.
Y propiciar, en cualquier caso y en todos, el acercamiento íntimo entre autor y lectores: un cuerpo a cuerpo a través de la firma de un marcapáginas, una invitación o quizás una postal para coleccionar.
Versos, fragmentos, asanas, requiebros literarios, artículos, historias para chicos y grandes. Todo tiene su lugar.
Donde lectores y autores se encuentran para conversar y compartir la lectura.
Porque lugar es ese espacio que hay en nuestro corazón.
Bajo la escalera, en un parque sin niños, tras el espejo siguiendo la luz… en la Biblioteca